Nuevo París tenía muchas curtiembres y fábricas que estaban rodeadas de humildes viviendas proletarias. Cuando el trabajo escaseaba en otros barrios, sabíamos que ahí lo conseguíamos de seguro. Entre las curtiembres más populares, por la calle Timote estaba la “Suiza Uruguaya”, por Llupes se ubicó la del Sr. Lanza y en la emblemática callecita barrial Santa Lucía hicieron historia los establecimientos de Branáa y la “Curtifran”. El cuero llegaba de los frigoríficos del Cerro y el vientito que soplaba desde la Cuchilla en la noche ayudaba a alejar los fuertes aromas. El ambiente laboral de aquel Nuevo París se renovó con la instalación de dos enormes fábricas. Los esmaltados “SUE” que pusieron a las baterías de cocina al alcance de todos y la Ferrosmalt que armaba los refrigeradores que sustituían a las tradicionales heladeras a barra de hielo. Al comenzar la mañana sonaban las campanas de la iglesia San Francisco de Asís ubicada en Llupes y Victoria. Ahí se casaban las parejas de vecinos que llenaron al barrio de hermosos niños. Los domingos de bautismos colectivos terminaban en fiestas con acordeón, tortas caseras y bailes al ritmo de tarantelas o pasodobles para recordar a los abuelos inmigrantes. También había movimientos pero con fox-trot y tangos en el cabaret de la zona llamado el “Dancing Club”, muy parecido a los que abundaban en El Bajo de la Ciudad Vieja. En ese lugar se armaban muchos escándalos y como estaba ubicado frente al convento de las Hermanas Capuchinas se terminó clausurándolo. En los clubes barriales, en cambio, el ambiente era más tranquilo y se llenaba de familias de vecinos. Estaba el Club Social y Deportivo “Lanza” ideal para hacer picaditos futboleros y confraternizar escuchando buena música. Otro tradicional club de aquel Nuevo París fue el “Primavera” por Santa Lucía y Guzmán donde los veteranos jugaban a los naipes y los fines de semana se organizaban festejos de cumpleaños de 15 o casamientos. Por la década del 40 el barrio se agitó y sin soñarlo tuvo que recibir los coletazos de la Segunda Guerra Mundial. Es que en una casaquinta ubicada por Timote y Ladines, se instalaron para vivir como refugiados políticos un puñado de sobrevivientes del acorazado nazi Graf Spee que había protagonizado la mítica batalla del Río de la Plata. Eran unos muchachos jóvenes y muy rubios que casi nunca salían a la calle y su residencia siempre tenía a un guardiacivil en la puerta. Barrio Nuevo París de antaño que en la madrugada se despertaba con el largo pitazo de llamado “Tren de la Barra” que había salido de la Estación Agraciada y llegaba hasta la Barra de Santa Lucía. Con más recuerdos y música los esperamos en la 30 Radio Nacional.
Fuente: http://www.lr21.com.uy/comunidad/338926-barrio-obrero-nuevo-paris